7132 Habilidades de Coaching

HABILIDADES DE COACHING

eficazmente nuestros propios recursos, bloqueándonos realmente para utilizar lo que sabemos. En

cambio, los estados de plenitud de recursos nos ayudan a optimizar nuestra competencia mental y

física y actuar con excelencia.

Desde la perspectiva de la Programación Neurolingüistica (PNL), los estados internos son síntesis de

los atributos, tanto mentales como fisiológicos, que influyen en el comportamiento y estimulan

procesos inconscientes. Disponer de métodos eficaces para seleccionar y manejar el estado interno de

uno mismo es una parte esencial para una actuación exitosa. Aprender algunas estrategias que nos

permita establecer y modificar nuestros estados internos puede ayudarnos a gestionar mejor situaciones

estresantes o difíciles.

El “Círculo de Excelencia” es uno de los procesos de la PNL para ayudar a la persona a manejar sus

estados internos de forma más intencional y efectiva. Su propósito consiste en ayudar a anclar,

enriquecer y recuperar estados de rendimiento óptimo.

Los objetivos del procedimiento de “Círculo de excelencia” consisten en:

 Descubrir algo acerca de tus indicios internos y externos de un estado eficaz.

 Establecer un ancla interna que te permita acceder más fácilmente a ese estado.

 Aprender a observar y a leer más eficazmente esos mismos indicios en los demás.

Incluso los comportamientos más sutiles pueden marcar una gran diferencia de rendimiento. El

descubrir algunos de esos indicios, puede ayudar a volver a ese estado de forma más consciente e

intencional. Si detectamos qué pensamientos y respuestas físiológicas tenemos en nuestros

rendimientos cumbre, podemos tener más probabilidades de acceder a dichos estados de rendimiento

cumbre a voluntad.

Gestión básica del enfado .

En el caso del enfado (como en otras emociones negativas) se produce mucha energía en el momento

que aparece y moviliza la energía corporal en gran medida. Un enfado puede ser muy intenso y ocupar

enteramente la percepción de quien lo sufre. El enfado lo percibimos bien cuándo se produce, pero al

día siguiente, si no hemos solucionado la situación, el enfado estará en algún lugar de nuestro cuerpo

(como tensión), con muy baja intensidad.

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